Tapaculos

Tapaculos

Sin perder de vista las flores del camino un niño y su abuelo marchan con paso sereno por la senda que les empuja a la huerta que el mayor aún conserva. Súbitamente una bandada de tordos cruza alborotada por encima de sus cabezas. El niño pregunta a su abuelo por esos pájaros negros que están tan chillones esa mañana, él le responde que los pájaros también tienen la costumbre de charlar cuando van de paseo.

A la entrada del cercado les recibe un rosal silvestre. El crío ríe hasta troncharse cuando su abuelo le cuenta que ese arbusto es conocido como tapaculos y que si come sus frutos se quedará sin ir al baño una temporada.

Entonces el viejo remanga su camisa de labor y con sus gruesas y precisas manos destripa uno de los frutos separando el interior astringente de la sabrosa cubierta, y la introduce en la boca de su nieto. Le sugiere que mastique. Éste cambia su expresión de desconfianza por unos carrillos enrojecidos al recibir la sorpresa de un sabor dulce y ligeramente amargo. Ahora el niño pregunta a su abuelo porque ese rosal es tan generoso con él si no le ha cobrado nada por la chuchería… ahora es el abuelo el que sonríe y le dice que esa curiosidad tendrá que completarla más adelante…